Las bodegas de Châteaugay
Châteaugay conserva vestigios de una actividad vitícola que antaño fue muy importante en la zona: bodegas construidas fuera de la ciudad, perfectamente adaptadas para conservar el vino.
Las bodegas, agrupadas en barrios separados de las casas, son características de varias ciudades vitivinícolas como Aubière, Pérignat-lès-Sarliève y Romagnat. Datan de los siglos XVIII y XIX, contemporáneos del auge y apogeo de la viticultura en Auvernia hasta la epidemia de filoxera de 1889. En Châteaugay, las viñas ocupan desde hace mucho tiempo las laderas bien expuestas que bordean la llanura de Limagne.
Las bodegas se encuentran en el barrio de Chalard. Están excavadas en las pepitas (lava unida por un cemento margo-calcáreo). A menudo en laderas, tienen varios metros de profundidad. Están abovedadas y cubiertas de tierra para mantener una inercia térmica de unos 10°-12°, lo que ayuda a conservar el vino. Para garantizar la ventilación, cada bodega está equipada con un respiradero que da a la superficie del montículo y una puerta de lamas. En los montantes de cada boca de bajada, unas muescas talladas en la piedra sirven para calzar un travesaño que permite maniobrar las barricas con una cuerda.
Las dependencias de la bodega requieren una manipulación adicional por parte de los viticultores. Tras el prensado, que tenía lugar en la sala de cubas de la casa, el vino debía transportarse a las bodegas, donde se introducía en barricas (de 200 a 300 hectolitros). Los inviernos rigurosos de los siglos XVII y XVIII, durante la Pequeña Edad de Hielo, provocaron la congelación del vino en las cubas donde se almacenaba hasta su transporte por el Allier en primavera. Estas bodegas, con su temperatura constante, estaban destinadas a proteger la producción de la que dependía la economía regional.
Informaciones complementarias
Visible sólo desde la calle.
Horarios y periodos de apertura
Todo el año, todos los dias.
Tarifas
- Acceso libre.