Iglesia de Notre-Dame

La iglesia de Notre-Dame data de finales del siglo X y fue un importante lugar de culto. Está catalogada como Monumento Histórico.

Construida a finales del siglo X, la iglesia de Notre-Dame es el único edificio que ha sobrevivido de los santuarios que existían en la Edad Media dentro de las murallas fortificadas (Saint-Paul, Saint-Pierre, Saint-Jean-du-Marthuret, Sainte-Croix). En la plaza Sully aún pueden verse algunos restos de la iglesia de Saint-Paul. Antiguamente colegiata, Notre-Dame estuvo dirigida por un cabildo de entre 12 y 16 canónigos hasta 1790.

La iglesia está construida en arcosa y piedra volcánica. De planta alargada, mide 35 metros de largo por 13 de ancho. Las partes más antiguas, la nave oeste y la nave delantera, datan del siglo X. Las bóvedas de la nave, el ábside semicircular con cuatro capillas radiantes y el deambulatorio datan del siglo XII. La entrada, en la fachada sur, está precedida por un pórtico construido en el siglo XVII. En 1679 se llevaron a cabo importantes obras de renovación y se reconstruyeron el coro y sus bóvedas. El campanario se construyó en el siglo XIX para sustituir al antiguo campanario destruido durante la Revolución.

La iglesia fue el lugar de un importante culto a Santa Tecla, atestiguado en la Edad Media. Cuando se reconstruyó la iglesia, se redescubrieron sus reliquias, lo que provocó un renacimiento de la piedad. Las vidrieras son obra de Émile Thibaud, maestro vidriero de Clermont-Ferrand (1862). La iglesia cuenta con una gran colección de lápidas, la mayoría del siglo XVII, que atestiguan los oficios de los feligreses: papelero, carpintero, sastre, magistrado, etc.

La iglesia fue declarada Monumento Histórico en 1840.